Medellín, conocida como la ciudad de la eterna primavera, se transforma cada año en un mosaico de colores y festividades con la llegada de la Feria de las Flores. Un evento que no solo celebra la belleza natural de las flores, sino también la rica historia y las tradiciones de la región paisa. Para entender la importancia de esta feria, es fundamental conocer su origen, su evolución y la vida de aquellos que hicieron posible esta celebración: los silleteros.
Origen de la Feria de las Flores
La Feria de las Flores tiene sus raíces en mayo de 1957. Fue Arturo Uribe Arango, un miembro de la Junta de la Sociedad de Mejoras Públicas, quien propuso una celebración para resaltar la importancia de las flores en la cultura y economía de Medellín.
La primera Feria de las Flores se llevó a cabo en mayo, pero posteriormente se trasladó a agosto para coincidir con la independencia de Antioquia, permitiendo que la feria se integrara aún más en el calendario festivo de la región. Desde entonces, la feria ha crecido y se ha diversificado, convirtiéndose en un evento que atrae a miles de visitantes nacionales e internacionales.
El desfile de silleteros: un símbolo de resiliencia
En el corazón de la Feria de las Flores se encuentra el desfile de silleteros, una tradición que simboliza la fortaleza y el espíritu trabajador de los antioqueños. Los silleteros son campesinos de Santa Elena que llevan en sus espaldas coloridas silletas, estructuras de madera adornadas con flores.
¿Cómo era la vida de los silleteros?
Los antiguos pobladores de Medellín, dedicados a la floricultura, tenían jornadas laboriosas y llenas de desafíos. Estas familias, muchas de ellas ubicadas en zonas rurales como Santa Elena, dependían de la venta de flores para su sustento.
El trabajo empezaba temprano en la mañana y podía extenderse hasta el anochecer, ya que cultivar flores requiere un conocimiento detallado sobre el clima, el suelo y el cuidado específico para cada variedad. Las tareas diarias incluían la siembra, el riego, la poda, la fertilización y la protección de las plantas contra plagas y enfermedades.
Este trabajo era intensivo y demandaba una gran dedicación y paciencia.
La preparación y el transporte de las flores
Una vez que las flores alcanzaban su punto óptimo de maduración, debían ser cuidadosamente cosechadas. Este proceso requería una atención meticulosa para asegurar que las flores no se dañaran y se mantuvieran frescas para su venta. Las flores se seleccionaban y se arreglaban en ramos o en las tradicionales silletas, estructuras de madera que permitían llevar una gran cantidad de flores de manera organizada.
El transporte de flores desde las zonas rurales hasta los mercados urbanos o incluso a otras regiones era una tarea ardua. Los caminos eran en rudimentarios y muchas veces empinados, especialmente los que conectaban Santa Elena con Medellín.
Los campesinos, conocidos como silleteros, cargaban las silletas llenas de flores en sus espaldas y caminaban largas distancias para llegar a la ciudad. Esta travesía podía durar varias horas, e incluso días, dependiendo del destino final.
El Comercio en los Mercados
Una vez en los mercados urbanos, como los de Medellín, los silleteros vendían sus flores directamente a los comerciantes y al público. Los mercados eran lugares bulliciosos y competitivos, donde los floricultores debían negociar buenos precios para obtener ganancias que justificaran el arduo trabajo y el largo viaje. Este comercio no solo era vital para la economía de las familias, sino que también contribuía significativamente a la economía local y regional.
La Importancia de las flores en la cultura paisa
Desde los años 20 hasta los 40, las flores eran una parte integral de la vida en Medellín. La floricultura ofrecía una fuente vital de ingresos para muchas familias, especialmente en zonas rurales como Santa Elena. Cultivar y vender flores no solo proporcionaba sustento, sino que también impulsaba la economía local y generaba empleo.
La industria floricultora de Medellín creció significativamente, posicionándose como una de las principales regiones exportadoras de flores a nivel internacional. Las flores también tenían un profundo significado cultural. Se utilizaban en festividades religiosas, eventos sociales y celebraciones familiares, simbolizando belleza, vida y alegría.
La Feria Hoy: Un festival de colores y tradiciones
Con el tiempo, la Feria de las Flores ha evolucionado y se ha diversificado. Además del Desfile de Silleteros, la feria incluye una amplia gama de actividades como conciertos, exposiciones, eventos deportivos y culturales, y el popular desfile de autos clásicos y antiguos. Estos eventos atraen a miles de visitantes nacionales e internacionales, convirtiendo a Medellín en un epicentro de celebración y cultura durante la feria.
Como has visto hasta aquí, la feria no solo celebra la riqueza floral de la región, sino también su historia y tradiciones. Es una oportunidad para que los locales y visitantes se conecten con la identidad paisa. La Feria de las Flores es una ventana al alma de Antioquia, mostrando al mundo la belleza, resiliencia y creatividad de su gente.